26/7/12

Superación y esfuerzo la llevan a las Olimpiadas


Merece la pena ver este vídeo. 
Todo empezó en una pequeña iglesia de León que un grupo de niñas utilizaba como gimnasio. De todas ellas llamaba la atención la más diminuta. Hija de padres sordos, Carolina Rodríguez emocionaba por una expresividad nacida de un hándicap que supo convertir en don para su gran pasión, la Gimnasia Rítmica. Tras retirarse y volver, con un tobillo maltrecho y con una edad inusual para una gimnasta, 25 años, Carolina tenía un reto. Clasificarse para los JJ.OO. de Londres o aceptar que se acercaba el final de su carrera.

¡Mucha suerte Carolina! Estamos contigo.

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